El tatuaje llegó a Colombia en los años 70 y tuvo como ciudad de acogida Cali, al principio, los tatuajes pertenecían al margen, a lo subterráneo, a la contracultura, y estaban rodeados de prejuicios. Hoy la gente se tatúa por todo tipo de razones: por religión, por protección, para mostrar que pertenecen a un grupo, status, expresión artística o por estética.
Andrés Rodríguez, un tatuador radicado en la ciudad de Valledupar, desea impactar vidas y contribuir en dejar atrás el tabú de los tatuajes con su emprendimiento Tattoo Brothers, el cual comenzó hace seis años. Con este negocio ha logrado crecer y aprender como expresar las emociones de sus clientes a través de este arte y cada día se enamora de su trabajo, aunque él no sea quién tatúe.
«Somos una empresa 100 por ciento vallenata, fue duro el proceso, contaba con pocos recursos y con el tiempo fuimos escalando, cuando empezamos, no teníamos absolutamente nada y más que parecernos un estudio de tatuaje, era más como una peluquería o un salón de belleza», expresó Andrés.
A pesar de haber comenzado desde abajo, agradece a Dios por la oportunidad de estar impactando vidas y señala que todas las personas que llegan a su local se vuelven sus hermanos, porque los une la tinta, es por eso el nombre de Tattoo Brothers.
«Al principio todo emprendimiento es duro y más en un sector que literalmente era nuevo en la ciudad, entonces tenía poca aceptación por parte de los vallenatos, pero nos fuimos metiendo más en el corazón de cada cliente, ganando la confianza y aceptación, por eso el nombre de Tattoo Brothers, porque cada cliente que llega cuando sale es prácticamente ya un hermano». Narró Andrés Rodríguez.
También agradece a su esposa y equipo de trabajo quiénes han estado con él durante todo su proceso de crecimiento, «Gracias a mi esposa que siempre me ha apoyado y nunca me dejado solo, también creo que nada de esto fuera posible si no hubiera un equipo humano al rededor mío, un gran equipo de trabajo que son mis artistas, quiénes a pesar de ser jóvenes, son entregadas y muy profesionales».
Andrés comenta con gracia que su primer tatuaje se lo hizo a los tres años de tener el negocio y nunca pensó comenzar a emprender en este trabajo, porque nunca le habían gustado los tatuajes.
Al salir del colegio no sabía qué hacer, no quería tener un empleo, ni trabajar, pero la vida le dio una oportunidad de emprender y no la desaprovechó » Yo era joven, tenía 16 años y como cualquier chico de esa edad, me encontraba en una crisis existencial, tenía miedo de muchas cosas y apareció una oportunidad. Yo empecé con el tema de las perforaciones, lo hice por dinero al principio y poco a poco me fui enamorado, una cosa llevó a la otra y llegué al tatuaje porque las personas me preguntaban si ofrecía también ese servicio y fue otra oportunidad de negocio».
Para Andrés Rodríguez emprender aunque no es fácil, con el tiempo tiene sus frutos, es por eso que le deja un mensaje a todos los jóvenes soñadores para que se decidan por este camino sin miedo, «El emprender es un acto de valentía, muchas personas buscan la seguridad y en el emprendimiento no hay nada seguro, muchas cosas pueden suceder, pero lo más importante es que debemos ser perseverantes, siempre van a haber momentos difícil, pero es en ese momento dónde los emprendedores forjan su carácter y en esto más que nada se debe resistir, porque con el tiempo la recompensa va ser muy buena y eterna».
«Nos pueden conseguir en todas nuestras redes sociales como Tattoo Brothers Valledupar y los invito a que vengan a nuestro estudio, que nos elijan a nosotros porque somos una propuesta diferente, nuestro concepto, infraestructura y la experiencia que brindamos. También tenemos una zona de resto-bar y siempre buscamos que los deseos de nuestros clientes se reflejen en sus tatuajes y ya más de mil personas han disfrutado de lo que es la experiencia Brothers», puntualizó Andrés.