El pasado 25 de mayo el alcalde Mello Castro, adjudicó la construcción de la nueva Avenida 38 de Valledupar, que irá desde la Avenida Sierra Nevada hasta el Barrio Divino Niño. Son cerca de 1.650 metros lineales de pavimentación en concreto rígido, que beneficiará la movilidad de los habitantes del noroccidente de la ciudad, saldando una deuda histórica de las administraciones municipales con este sector residencial. Hasta allí todo bien, si no fuera porque los casi 23 mil millones de pesos que costará dicha obra, quedaron en manos de contratistas cuestionados por corrupción.
El Consorcio Avenida Sierra 38
El consorcio que se quedó con la licitación pública para construir la Avenida 38 en Valledupar, se encuentra compuesto por tres empresas con domicilio en la ciudad de Montería, en el departamento de Córdoba: Se trata de Bunker Construcciones S.A.S., AZ CIVIL S.A.S. y Dávila Gómez Ingeniería y Construcción S.A.S., representadas legalmente por Juan Sebastián Pérez Benítez, Janio Luis Lascarro y Omar Lorenzo Dávila Navarro, respectivamente. Pero detrás de estas empresas se mueve un grupo de cuestionados contratistas envueltos en escándalos de corrupción.
¿De quién son esas empresas monterianas?
Detrás de estas firmas estaría Hugo Armando Canabal Hoyos, célebremente recordado por haberse confabulado con Emilio Tapia Aldana, para quedarse con la licitación del megacontrato de Centros Poblados, donde se perdieron más de 70 mil millones de pesos del Ministerio de las TIC´S, escándalo que le costó el puesto a la ministra Karen Abudinen. Al menos dos de las tres empresas, que sumada su participación alcanzan el 90% de propiedad del consorcio, son firmas que controla el señor Canabal Hoyos: (i) Bunker Construcciones S.A.S. con 30% y AZ CIVIL S.A.S. con 60% de participación consorcial.
Canabal se encuentra sancionado por la SuperSociedades
En febrero de este año, la Superintendencia de Sociedades sancionó a Hugo Canabal Hoyos con multa de $116 millones de pesos, por no revelar su condición de controlante de la empresa Intec de la Costa S.A.S., integrante de la Unión Temporal Centros Poblados. Con esta medida, la Superintendencia buscaba que Canabal Hoyos respondiera por su responsabilidad en este escándalo de corrupción que sacudió al país. A pesar de estos antecedentes, el alcalde de Valledupar, Mello Castro González, le adjudicó la construcción de la Avenida 38 a empresas controladas por este cuestionado empresario.
Malos antecedentes de las empresas de Canabal en el Cesar
Además de los escándalos en Bogotá y Montería, Canabal Hoyos tiene malos antecedentes en el departamento del Cesar. En febrero de 2020, el Gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco, le contrató para que construyera el CDT Pesquero, en un plazo de nueve meses. Sin embargo, en abril de 2023 el Contralor General de la República, Carlos Hernán Rodríguez Becerra, declaró dicha obra como “Proyecto Crítico” sujeto a una intervención de control fiscal, teniendo en cuenta las demoras y anomalías que halló el organismo de control en la ejecución del mencionado contrato. Este, que en principio fue adjudicado por valor de 10 mil millones de pesos, terminó costando 15 mil millones, como consecuencia de unas prórrogas y adiciones que hizo la Gobernación del Cesar en favor de las empresas de Hugo Canabal. ¿Será que correrá la misma suerte la construcción de la Avenida 38?.
¿Cómo llega Canabal a la Alcaldía del Mello Castro?
Al final de esta historia, seguramente la pregunta que todos se hacen es ¿Cómo llegó este grupo de empresas controladas por el cuestionado Hugo Canabal Hoyos a la administración del Mello Castro? ¿Por qué se gana los contratos en la Alcaldía de Valledupar? La clave estaría en Darío Peinado Acosta, amigo y socio de José Guillermo Castro González, hermano del alcalde Mello Castro. Ha Peinado Acosta, le uniría una profunda amistad y sociedad con un círculo de contratistas de Montería: el trípode Ottomar Lascarro, Hugo Canabal y Emilio Tapia. La garantía de que la contratación del alcalde de Valledupar quede en manos de amigos y familiares. Con toda esta trama de vínculos no santos detrás de este negocio, lo que los vallenatos piden a gritos es que ojalá el Mello Castro no se vaya a “abudinear” el contrato de la Avenida 38.
