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martes, septiembre 26, 2023

¿Honorables congresistas?

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Honorable significa, persona que es honrada, íntegra, justa y recta en las buenas acciones y merece el respeto de los demás. ¿Cuántos congresistas de Colombia, fueron llamados a declarar por algún caso de corrupción, bien sea en la misma política o en su vida personal? Lo que es peor, todavía están inmersos en esos casos de corrupción, sin embargo, ostentan un cargo político o una curul, devengando sueldos elevadísimos.

Ivan F. Marquez. Columnista invitado

Pero la culpa no es de ellos, por aspirar o tener un cargo de estos, si no de las injustas y absurdas leyes colombianas, que permiten este exabrupto, al poder ostentar un puesto en el Congreso tranquilamente. No olvidemos que, en el año 2014, participaron 35 candidatos al Senado y a la Cámara de representantes, investigados por la Corte Suprema de Justicia, por tener vínculos con la parapolítica, solo nueve se quedaron sin curul. Es decir, 26 congresistas señalados de tener nexos con las AUC, repitieron en el cargo y están siendo investigados por la Corte Suprema, por pertenecer a grupos armados ilegales, pero eso a nadie les preocupó, parecía tan normal en este país.

Así mismo, en el proceso de paz, iniciado por el anterior gobierno de Juan Manuel Santos, muchos exguerrilleros de las FARC, fueron elegidos para ocupar una curul, sin el voto popular, es decir directamente mediante un decreto, fueron convertidos en congresistas, olvidando al pueblo quien es el que debe decidir, si quiere o no aceptar estas personas en la política, estas personas alegan que fueron elegidos por leyes internacionales que les permiten ocupar esos cargos, pero ninguna ley internacional o local, puede perdonar o borrar delitos como secuestros, torturas, violaciones, desapariciones entre otras.

¿Con qué moral, se podría llamar democracia y justicia a un gobierno así y honorables congresistas a unas personas, que tienen cuentas pendientes con las leyes, no solo nacionales, sino internacionales?

La presunción de inocencia, así lo determinan las leyes y los juristas, permite que estas personas aspiren a estos cargos políticos, pero la justica, la ética y los principios morales está en tela de juicio, tanto de los aspirantes, como de quienes avalan. ¿Y si al final, estas personas resultasen culpables, el dinero que se le pagó como senador o representante, que es una fortuna, sería devuelto? Claro está, que eso es mucho pedirles a las leyes colombianas, si esto sucediera, más de la mitad de estos ilustres y honorables congresistas, como se hacen llamar ellos mismos, estarían tras las rejas o jamás podrían postular sus nombres para ser congresistas.

¿Pero por qué ese afán desmedido, de ocupar un puesto en el Congreso? Los aspirantes invierten cifras elevadas de dinero en sus campañas, para llegar hasta allí, una persona de bajos recursos y sin el reconocimiento de algún partido político tradicional del país, jamás llegará a desempeñar un puesto de estos ¿Será que, si el sueldo de un congresista es de uno o dos salarios mínimos, estas personas se esmerarían igual, por llegar al Congreso?

Lo que hace concluir, que la política es un negocio de familias reconocidas históricamente, pudientes y elitistas, en donde se puede recuperar el dinero invertido en las campañas, estando dentro de ella y amasar una gran fortuna si es apoyado por quienes mandan políticamente en esta nación.

El cinismo, la falta de altruismo y de colaboración, de la gran mayoría de estos congresistas no tiene límites, cuando son entrevistados por los medios de comunicación, lamentándose de las tragedias y dificultades de millones de colombianos, como los niños Wayúu, en el departamento de La Guajira que mueren de física hambre, así como los del Chocó.

Los congresistas, solo dan ideas tan obvias y elementales que producen sentimientos encontrados como impotencia y risa, estos personajes, se creen los genios y más inteligentes que todos, buscando una solución, pero nunca aportan un peso, de las grandes fortunas que ganan anualmente, para mitigar las grandes necesidades de los habitantes de nuestro país, dinero que es de todos los colombianos, puesto que su sueldo devengado, sale de los impuestos de todos nosotros.

En comparación con otras naciones, de América y Europa, la diferencia es abismal, vergonzosa y denigrante si comparamos ese sueldo con el salario mínimo de un colombiano, ni hablar de los beneficios, estando en el Congreso y después de retirarse si lograr mantenerse varios períodos en ese puesto.

Un congresista colombiano, le cuesta mensual al estado $32 millones, si se incluyen beneficios importantes como primas de mitad de año y navidad, equipo de trabajo, tiquetes, celulares, seguridad, entre otros, ascendería a más de 80 millones mensuales, como si esto fuera poco, en medio de esta pandemia mundial de salud, querían aumentarse el sueldo, que cinismo, que descaro, que falta de sentido común y respeto por las necesidades de millones de personas en Colombia.

El sueldo mínimo de un trabajador colombiano es de un millón de pesos mensuales, una desproporción abismal, asombrosa, vergonzosa, es decir, con mes de sueldo de un congresista, le pagarían el sueldo por tres años a un obrero colombiano. Es decir, al año un colombiano se gana un sueldo de doce millones de pesos al año.

Despierta pueblo colombiano, ¿hasta cuándo vamos a permitir estas injusticas y desigualdades?

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2 COMENTARIOS

  1. Cuidado Ivan,te metes en problemas con los derechos humanos,OEA,ONU,EEUU,…..Cuando crudas verdades afloran,los intocables
    se trastocan en desvalidos,en huérfanos de la misericordia de los eternos traficantes del dolor humano.

    • Tienes toda la razón, ellos los intocables, los ricos y poderosos, se hacen las victimas y sufridos cuando se les deja en evidencia de sus responsabilidades y delitos cometidos, gracias por tus recomendaciones, pero hay que despertar la conciencia de las personas.

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