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domingo, diciembre 22, 2024

El Mello haciéndola mella

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Por: Gregory S.  Navarro

Nuevo año, nuevas metas y nuevas oportunidades; es el propósito de toda persona que se traza objetivos para alcanzar en este nuevo calendario. Aun así, de entrada hay una ciudad llena de obstáculos, no solamente viales como los de la Avenida Simón Bolívar, sino, una falta de autoridad local donde contamos con la figura de Alcalde, solo para portar la banda en sus hombros y modelarla, porque luego de tres años, la situación pasó de castaño claro a castaño obscuro.

Y no es para menos, no hay bolsillo que aguante esta inflación desproporcional, que trunca de entrada cualquier sueño de superación: Alquileres de inmuebles por las nubes, el desempleo disparado, la ausencia de grandes industrias que remolquen la economía de la ciudad, sumado a una de las espinas sociales que más hace ‘mella’ en la ciudadanía como lo son los constantes atracos a mano armada.

El señor Alcalde, ha brillado por su ausencia ante tanta calamidad social, que, de seguir así, traerá más desgracia a la ciudad. Luego de la publicación por parte del DANE de las estadísticas de inflación de diciembre, situaron a Valledupar, como la tercera más inflada del país, un deshonroso tercer lugar que sirve como radiografía para ver que las cosas las están haciendo muy mal.

Es increíble la desconexión que tiene el burgomaestre con la realidad que aqueja la ciudad, que a pesar de la publicación de la estadística del DANE, al sol de hoy, no ha anunciado ningún tipo de medida correctiva, que permita enderezar el camino torcido y lúgubre por el que nos lleva su administración municipal.

La falta de medidas de choque, por parte de la primera autoridad del municipio, ha desatado una ola de especulación en el mercado público de Valledupar, encontrado el queso, en treinta mil pesos por kilogramo, una cifra ridícula y cinco veces más costoso que al inicio de la actual administración en enero de 2020. ¿Cuáles son las medidas que toman los señores Secretarios de Gobierno y Hacienda para frenar la especulación de los precios en el comercio? ¿Cuándo será el día que pasarán revista para controlar las facturas de compra de los comerciantes y el precio final del consumidor?

¿Será posible que el campo local y el de los municipios circunvecinos no produzcan semilla de arroz, y este producto de ejemplo deba venir todo de los llanos orientales elevando el precio del producto por los fletes, peajes y gasolina? ¿O será que de todos los hatos de ganado en tierras cesarences es exportado a medio oriente por barco, desabasteciendo el mercado local para abastecer uno internacional que no ayuda en el crecimiento económico del municipio y la región? Son preguntas que no me permiten dormir.

Parece una broma de mal gusto, las publicaciones en los medios de comunicación de la Alcaldía, donde hablan maravillas de la economía local y no se echan un paso por las tiendas de barrio, las misceláneas, variedades y restaurantes, que dan cuenta de la fractura económica que tiene el municipio; es una auténtica canallada olvidar el motor que impulsa la economía como lo son las PYMES, y no abrir si quiera un formulario para escuchar las necesidades del pequeño comerciante que sufre las consecuencias de una Alcaldía acéfala.

Señor alcalde, por fortuna solo le quedan poco más de once meses para terminar su administración, de la cual, de seguir así, empezará a competir por el primer lugar como uno de los mandatarios con la peor gestión de los últimos años.

Así mismo, desde ya hay que abrir bien los ojos y revisar quien ha sido el que ha puesto freno desde su actividad política a las distintas actuaciones irregulares de la administración local, y han defendido los intereses del ciudadano común; que posiblemente tendrá una hoja de digna para revisar y ver si florece una esperanza en Valledupar.

Finalmente, exhorto a todos los soñadores a no desfallecer y perseverar en sus emprendimientos o empresas, con ustedes y su interés por creer en la ciudad, salvaremos a Valledupar, de ahogarnos porque el Mello Castro nos tiró al mar sin jamás preguntarnos si sabíamos nadar y solo naufragando podremos continuar.

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