Por: Dulcemaría Sánchez Balmaceda
Estudiante de 5° primaria
En esta columna quiero iniciar a hablar del verdadero término feminismo para dejar de usarlo erróneamente pensando que esta palabra es «la superioridad» de la mujer, cuando, por el contrario, se refiere a la igualdad entre ambos sexos. También, cabe aclarar que el feminismo es un movimiento político, social, académico, económico y cultural, que busca eliminar la violencia contra las mujeres; y por eso, hay muchas ramas con las cuales te puedes identificar, algunas de ellas son: afro feminismo, feminismo igualitario, feminismo lésbico, ciber feminismo, eco feminismo, feminismo abolicionista, feminismo radical; entre muchos más.
Podemos defender este movimiento con base en argumentos para cada rama; algunos dicen, que una mujer blanca no puede ser afro feminista, porque ella habla desde el privilegio de su color de piel y no ha luchado con problemas como el racismo y la apropiación de cultura; es decir, que si una mujer blanca se hace las trenzas afro, es un acto de apropiación de cultura, pues estas son hechas exclusivamente para aquellas con cabello afro, y una mujer afro no debe plancharse el pelo, pues esto también, es apropiación de cultura, pero desde mi punto de vista es algo válido, ya que cada mujer tiene sus problemas en esta vida y cada una los va a mejorar, obviamente con el apoyo de todas lograremos el cambio que realmente el movimiento quiere.
Quiero tener presente algunos hechos históricos sobre la corriente feminista, la cual se representa por medio del color morado, y por lo que mi papá me ha contado, se dio debido a que en la fábrica Triangle Shirtwaist en New York, su dueño tras la marcha feminista que hicieron las mujeres de la época haciendo una huelga de trabajo porque querían obtener el derecho al voto, decidió encerrarlas a todas y quemar su propia fábrica causando la muerte de 146 mujeres, en su mayoría inmigrantes. Los tejidos que se elaboraban ahí, eran de color morado y al producirse el incendio un humo morado cubrió Nueva York.
Desde que me enteré de esta historia, para mi primero es uno de mis colores favoritos, por lo valioso que es su significado al representar la fuerza que tuvieron estas mujeres en sacrificar sus vidas, para que hoy en día nosotras tengamos la capacidad de votar y elegir a nuestros gobernantes, aunque se sigue viendo que todavía muy pocas mujeres dirigen los países, los departamentos, las ciudades, etc.
También, es relevante hablar del famosísimo patriarcado, pues este es un sistema histórico que se basa en que los hombres creen que las mujeres son inferiores por genética y se autodenominan la cabeza de ese círculo social y deciden en temas como la cultura, lo social, la religión etc., y el matriarcado es lo mismo, pero es la mujer que se cree superior y en mi opinión ambos están mal, ya que le quitan la opinión al sexo contrario y no permiten ver más puntos de vista, y en ninguno de los dos casos estoy de acuerdo por el autoritarismo que representan en ejercer poder sobre el otro.
Finalmente, y no menos importante quiero hablar sobre uno de los temas más controversiales: las marchas feministas, por lo general estas son para dar visibilidad al movimiento y pedir justicia por los casos de feminicidio, algunas personas casi siempre hombres, adultos mayores y algunas mujeres, creen que pedir justicia es vandalismo, hay que tener claro que existen marchas pacíficas donde se baila, canta, grita y se caracterizan porque las mujeres llevan su pañuelo morado en el cuello o en la mano. Las marchas «violentas» son cuando rayan las paredes y tiran gas pimienta etc. Las marchas pueden ser separatistas o no, algunas corrientes dicen que si son separatistas los hombres no deberían ir porque ellos no luchan contra el acoso callejero tanto como las mujeres y, aunque siento que el hecho de ser hombres les da ciertos privilegios porque deben, en menor medida exigir sus derechos, y este mundo donde ha sido diseñado mayoritariamente para que la mujer sea la “sumisa”; es importante su presencia porque la igualdad se trata precisamente de que codo a codo entre todos construyamos un nuevo modelo que permita el mismo reconocimiento para ellos y nosotras.
Termino resaltando una frase que siempre me ha llamado la atención, “las feministas no somos histéricas, somos históricas” y debemos seguir contribuyendo al gran cambio por un mundo con derREDechos equitativos, sin desigualdades entre hombres y mujeres.