Por: Eduardo Santos Ortega Vergara
En la vida uno se encuentra con gente valiosa que te aporta, que te valoran por lo que eres y significas como ser humano, como profesional. Otras te dejan un sin sabor; porque entendemos que su paso por la vida, su objetivo, es llenar de oscuridad lo que otros quieren iluminar.
Me dejaron una tarea, un ser de luz. Para hablar con aquellos que también podrían irradiar luz y colores pero que están opacos, quizás por el temor que les generan los del oscurantismo nefasto que hoy cubre nuestra nación.
Por el temor de verse en la mira de los poderosos y de quedarse sin trabajo, para que no se dejen amedrentar, para que no se dejen llenar de oscuridad, y que entiendan que no pueden trabajar con miedo. ¿Es esta la Colombia que queremos?
Colombia no es una finca privada, ni una tienda que se maneja de manera arbitraria, y que me perdonen los tenderos; es más digno su trabajo que el de los dirigentes de la gran Colombia. Los poderosos, los que se sienten dueños de la verdad absoluta, son los amos… y eso que la inquisición supuestamente ya está superada.
No podemos permitir que se pisotee la dignidad de un profesional. Tampoco que se juegue con la honra de los trabajadores por la necesidad de conservar su trabajo.
Hoy vemos a niños indígenas y no indígenas, morir de hambre y de sed; en La Guajira y en todo el territorio nacional. Mientras se roban el presupuesto de las entidades públicas. De la salud, de la educación y demás.
Hoy vemos como se roban nuestro patrimonio y presupuesto por los corruptos de siempre, que van de partido en partido y oficiando como los redentores en discursos burdos que nada nuevo plantean.
Su único propósito es generar caos y seguir con el círculo vicioso de quitarle al pueblo y darle a los ricos. ¿Es esta la Colombia que queremos? sin duda alguna no es la Colombia añorada.
No queremos una Colombia violenta, con hambre. No queremos más desplazados, ni desmovilizados, simplemente no queremos más grupos ilegales armados, atemorizando y matando a nuestros hermanos.
No queremos más innombrables, de apellidos de abolengos, los de siempre y con las mismas de siempre, que polarizan, dividen y reinan. Así nos dejamos joder y peleamos entre nosotros que Petro, que Fico, que ‘El Viejito’ que el ‘Dormilón’. Que estupidez.
No queremos más congresistas ineptos, especialmente los del Cesar. No queremos más votantes borregos. Que venden su conciencia por un kilo de arroz.
Ésta no es la Colombia que queremos, a despertar pueblo querido.
Simplemente estamos cansados de las maquinarias gobiernistas, que compran conciencias, que compran y compran… pues todo tiene un precio según ellos. Compran ciudadanos para reelegirse una y otra vez. Tristemente es así
No queremos ser el país más feliz del mundo cuando nos enfrentamos en franca lid por la paz que no se ve por ninguna parte. Estamos a merced de los maquiavélicos de la paz. Es mejor la guerra, genera más dividendos
No queremos ser el país que más desocupados tiene, no hay trabajo y sin embargo el carnaval, el festival y todo ese circo que día a día nos muestran, siguen haciéndonos el país más feliz del mundo. ¡Increíble! Gracias Mr. T por la tarea, espero haberla hecho de manera adecuada.
Colofón: Si usted amigo campesino, pueblerino, trabajador de hacha y machete o de los tugurios de las grandes ciudades, considera votar, hágalo de manera especial y sin presiones. El voto es una herramienta legal y constitucional que nos permite de manera honesta, asignarle la labor de dirección a un ser humano de carne y hueso como usted o como yo. Escojamos bien, cuatro años es mucho para un mal dirigente y muy poco para uno bueno. Sólo Eso.
