Por Andrés Sánchez
Es primordial iniciar explicando que es el embarazo subrogado o alquiler de vientres, es el tipo de embarazo en el que una mujer lleva en su vientre un bebé, en lugar de otra persona que no puede tener hijos, hasta dar a luz.
Al momento de realizar la investigación referente a este tema, me doy cuenta de que existen numerosos nichos, miles de artículos con la opinión de un “experto” y dejando en plena libertad los comentarios de las personas. Unas a favor y otras en contra.
Y es que son más las opiniones y comentarios en contra que a favor, en primer lugar y como tema principal se habla de la parte económica, ya que estos procedimientos no son baratos a la hora de adquirir este servicio, sin contar, además, las visitas a los centros médicos, la manutención de la madre sustituta y la del feto, no dejando de lado el procedimiento FIV (Fecundación in vitro.).
Muchos países manejan estos procedimientos con leyes y normas, como por ejemplo en el que la madre debe tener una edad de 21-45 años y contar con un hijo. Se sabe que este proceso es difícil y es que no se menciona la secuela psicológica que deja de por vida en la madre sustituta, no solo contar los nueve meses en el que la madre comparte su vientre, sino los vínculos de apego emocional que se van desarrollando en el camino, la depresión que se podría presentar, la complicación a la hora del parto. El abogado Rodríguez Díaz menciona que “Una gestante subrogada tiene unos riesgos durante el embarazo similar a cualquier otra mujer embarazada, como puede ser aborto, embarazo ectópico u otras complicaciones obstétricas, que se incrementan en el caso de gestaciones múltiples”.
No existen aún instrucciones, artículos que demuestren que esta clase de procedimientos sea beneficioso para la madre sustituta; y si existen, ninguno de ellos menciona las complicaciones que esto podría tener y que se supone, es con lo que deberían empezar.
Ahora bien, si miramos desde el punto ético y moral, resaltaría la importancia de los derechos de las personas sobre su cuerpo, órganos y demás, mencionando que el dar vida no se debe observar como la creación de un producto que en cualquier momento pueda ser subastado.
Los artículos médicos favorables a la gestación subrogada, adolecen de sesgos y omisiones recurrentes que minimizan y ocultan el impacto de la subrogación para la salud de madres y bebés. El embarazo y el parto no son una técnica, ni la condición masculina se puede considerar una “esterilidad estructural” cuyo tratamiento sea la gestación subrogada. El vínculo biológico y afectivo que se establece entre las embarazadas y sus bebés no se puede reducir a la presencia o no de una genética compartida. Las repercusiones de la gestación subrogada para la salud de madres y bebés deben de ser estudiadas desde el modelo biológico, psicológico y social, incluyendo la salud mental a corto, mediano y largo plazo de madres, bebés y sus familias.