Por: Eduardo L. Gullozo
Una de las evidencias más claras que deja la buena gestión de un gobierno, es la proliferación de las artes y el desarrollo de la cultura, eso demuestra que las condiciones que ha propiciado el estado han sido favorables como para que un país entero no piense solamente en tener la barriga llena, sino que sus pensamientos e intenciones estén inclinadas a un desarrollo personal, y eso es el fundamento de toda cultura desarrollada. Sin embargo, ¿quién con el estómago vacío tendría la voluntad de explorar su espíritu y enfrentarse a las preguntas existenciales que nos obligan a pensar más allá de nuestras necesidades?
Cuando las necesidades, como tener segura las tres comidas, son el primer problema con el que el individuo se enfrenta todos los días, su incapacidad para pensar más allá de sus carencias físicas es evidente, por lo que el sujeto se vuelve incapaz de plantear soluciones a otros problemas mayores, y eso deja en evidencia lo siguiente: el individuo limita su pensamiento crítico, manifestando que la sociedad que lo ha forjado posee una educación deficiente, y con una educación deficiente no hay entendimiento por las artes, y sin entendimiento por las artes es difícil pensar en esa sociedad como una sociedad desarrollada, y sin desarrollo somos un poquito mayor que los animales que viven para satisfacer sus instintos.
Es más probable que una persona que tiene todo lo necesario se dé a la tarea de pensar más allá de sus necesidades físicas, a diferencia de una persona con dificultades para suplir sus propias necesidades, a la cual se le hace más difícil tener la voluntad para pensar en los cuestionamientos trascendentales que llevaron al desarrollo a las más grandes civilizaciones. Esto es obvio, pues ¿quién se ha puesto a pensar sobre el sentido de la vida cuando está siendo azotado por el hambre?
Es algo irónico cuando eso sucede en países que cuentan con la mayor riqueza en todo tipo de recursos, por ejemplo: Colombia, donde las regiones de la Guajira, el Amazona, el Chocó y los llanos posean las mayores riquezas culturales y artísticas ancestrales, y a la vez estos sean los sectores más golpeados por la hambruna y el desdén de un estado que piensa que Colombia solamente es Bogotá o alguna de las grandes ciudades en las que sí es rentable cualquier inversión que promueva el desarrollo.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Colombia es el país en el que más aumentaría la pobreza desde el 2022 en adelante. Y es que en Colombia pareciera que se viene lidiando con sus propios jinetes del apocalipsis: la pobreza, el conflicto armado interno, la corrupción y la desigualdad social. La población total de Colombia es de más cincuenta y un millón de habitantes aproximadamente, según estadísticas del DANE para el 2022 en Colombia hubo más de veintiún millones de personas viviendo en pobreza, y existen más de 7,4 millones de personas que viven en pobreza extrema. En el 2022, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU reveló que el 40% de la población colombiana solamente se alimenta dos veces al día. Esos datos estadísticos nos dan a entender que más de la mitad de la población colombiana invierte sus esfuerzos mentales e intelectuales pensando en cómo hacer para tener siquiera un plato de comida durante el día. Y cada año estas cifras van en aumento.
Ahora, ¿dígame usted cómo es que puede ser posible un desarrollo cultural y artístico en un país que padece de estos flagelos? Por una parte, los ciudadanos que no están luchando para sobrevivir al día a día en algún trabajo informal mal remunerado, están huyendo de la violencia y siendo desplazado por algún grupo al margen de la ley, o se ven privado de oportunidades porque no hacen parte de la rosca a la que le toca un poco de la mermelada, o simplemente están siendo marginados por la clase social dominante que los condena al prejuicio por su color de piel, etnia o región de donde provienen.
El colombiano del común se ve obligado a sobrevivir y a sobreponerse a las dificultades, es por eso que nos hemos ganado el reconocimiento de “gente Berraca”, gente trabajadora y madrugadora, y a lo mejor esas mismas dificultades sean las que nos hacen ser creativos e innovadores, como bien ha dicho alguien «La necesidad es la madre de todas las invenciones», sin embargo, lo que no debería ser común es romantizar las condiciones que nos obligan a ser “Berracos” y creativos por naturaleza cuando se pueden crear mejores condiciones para que todo el esfuerzo y potencial del colombiano del común no se desgaste simplemente en pensar cómo hacer para tener seguro los tres platos de comida por lo menos…
Si no existen las condiciones que nos conlleven a pensar más allá de nuestras necesidades, será difícil pensar en los cuestionamientos existenciales que pulen el espíritu, el cual es el lugar de donde nace todo tipo de arte e innovación, y cuando una sociedad entiende la importancia de apreciar y cuidar este tipo de actividad humana, entonces ha alcanzado el estándar de una civilización desarrollada, no obstante, en Colombia parece que las condiciones obligan al individuo a tener un espíritu raquítico para que se preocupe solamente en tener la barriga llena.
Excelente pensamiento…