Amargo veinte de julio para los huéspedes del Palacio de Liévano en Bogotá. A pesar del lobby de la alcaldesa Claudia López Hernández quien estuvo presente en el salón del Senado en la previa de la elección del nuevo presidente de la cámara alta, su esposa Angélica Lisbeth Lozano Correa finalmente perdió la batalla con su compañero de bancada Iván Leónidas Name Vásquez, era un resultado que se veía venir, puesto que nunca hubo consenso al interior de los verdes y la puja preliminar había dejado muchas tensiones, sin embargo, lo que en principio podría catalogarse como una bochornosa grieta al interior del Partido Alianza Verde, es también un portazo de alerta para la bancada del gobierno nacional, a quienes se les pondrá ‘patas arriba’ el trámite de las reformas del presidente Gustavo Petro. Es que la carrera por la presidencia del Senado no se reducía solo al honor y estatus de ocupar este reservado asiento del capitolio nacional, sino que a menudo hay muchas cosas en juego en cada legislatura y por eso el poder para dirigir la orquesta parlamentaria no se le otorga a cualquiera.
En este periodo deberá definirse la suerte del nuevo Contralor General de la República, la recién anunciada reforma al Código Minero, la reforma a la ley de educación superior, la reforma a la ley de servicios públicos, sumadas estas a las reformas que se hundieron en el semestre pasado y las que venían en trámite, con Name Vázquez, de presidente del Senado y elegido con los votos de la oposición al gobierno Petro, el pronóstico que muchos vaticinan no es nada alentador. No es para menos, la distancia entre el Senador Name Vásquez y el presidente de la república viene desde la campaña presidencial, por lo que se augura, habrá bastantes obstáculos para las reformas y una gran incidencia del veterano congresista en el remplazo de Carlos Hernán Rodríguez. Surge un primer interrogante ¿La oposición se quedará con el puesto del nuevo Contralor General? En el Pacto Histórico están preocupados y en la Alianza Verde también, perder el control de trámite de las reformas y del orden del día de las sesiones en Senado, alterará profundamente la agenda legislativa del gobierno nacional. También es posible que en eventuales debates de control político o de mociones de censura a ministros, los funcionarios del gobierno Petro transiten con bastante incomodidad.
En su intervención en la plenaria, el Senador Inti Raúl Asprilla Reyes, quien inicialmente también aspiraba a la presidencia del congreso, dejó una constancia justo antes de la votación, Asprilla Reyes, manifestó que renunciaba a su aspiración inicial para honrar los acuerdos de Palacio y la petición que le hizo directamente el ministro del Interior Luis Fernando Velasco de desistir, advirtiéndole eso sí que la responsabilidad de lo que venga en adelante quedaba en manos del portavoz del gobierno, el senador, molesto porque lo bajaron, fue más allá.
Mostró su inconformidad con la postulación a la Senadora Angélica Lozano Correa, señalando que fue quien se opuso dentro del Partido Verde para que al entonces candidato Gustavo Petro se le brindara el respaldo en campaña presidencial. Por lo que también aprovechó para protestar y hacer el reclamo público de que los espacios de gobernabilidad no se estaban quedando en manos de quienes de verdad lucharon por el proyecto político del hoy presidente de la República.
Al final, la profecía del senador Asprilla Reyes se cumplió: Iván Name se quedó con la presidencia del Senado y los que celebraron en redes fueron los Partidos y Congresistas de la oposición, quienes se quedaron “con rabo y oreja”, puesto que de carambola el Senador Didier Lobo de Cambio Radical fue designado segundo vicepresidente en virtud del Estatuto de la Oposición, dos de tres en la mesa directiva. Alguien tendrá que asumir el costo político de este desastre para el gobierno.
¿Será que el próximo ministro en salir será Luis Fernando Velasco?
