Por: Gregory Stiven Navarro Jiménez
Como muestra de mi interés por participar de los espacios ofrecidos por las entidades públicas donde se propongan mesas de escucha para la construcción de sociedad, estuve haciendo presencia en el Dialogo Regional Vinculante para la Subregión Vallenata, que se realizó en la Fundación Universitaria del Areandina, en Valledupar.
La primera y grata imagen que me llevé, fue la masiva asistencia de ciudadanos que querían elevar su voz para exponer sus necesidades y peticiones, asimismo, fue muy interesante apreciar a ciudadanos de todos los rincones del departamento, quienes se movilizaron hasta la capital, para ser representantes de sus comunidades.
La apertura del evento estuvo a cargo del Ministro de Educación Alejandro Gaviria, acompañado de las autoridades locales, estos últimos no salieron bien librados de la inauguración del diálogo regional, pues tanto al Alcalde de Valledupar como al señor Gobernador del Cesar, no les dejaron terminar sus discursos con arengas de grueso calibre que me reservo para mi memoria, pero donde también comparto mi reflexión inmediata: La gente está cansada de la falta de obras públicas que verdaderamente beneficien el progreso de la región, limitarse a los mismos proyectos que solo benefician el bolsillo de algunos cuantos, ha generado una decadencia y poca credibilidad de las entidades públicas, que se ven reflejadas en el descontento social, que muy posiblemente, al igual que en este 2022 en las elección de octubre del 2023, renovarán a los funcionarios de elección popular.
La segunda y más prologada fase del Diálogo Regional, fue desarrollada en mesas de trabajo conjunta lideradas por funcionarios del nivel Nacional, con compañía de docentes de la Universidad Nacional de Colombia, en un espacio donde todos los participantes expusieron sus necesidades, preocupaciones y propuestas en la construcción de país.
De mi parte, estuve participando en la mesa Minero Energética, una clave en el desarrollo del departamento del Cesar, pues no es un secreto que pasamos de ser cultivadores de algodón, yuca, plátano, etcétera; a ser extractores de carbón; infortunadamente la bonanza carbonífera está llegando a su final y antes de llegar a esta muerte anunciada, debemos estar preparados para enfrentar los retos económicos que nos propone la agenda Nacional y Mundial.
Es gratificante, escuchar la posición de mineros y estar tan proyectados hacia el cambio, que son proponentes de ideas como el regreso de la mano de obra a cultivar las tierras, la industrialización y producción de alimentos para el abastecimiento regional y nacional en factorías ubicadas en donde hoy se encuentran estas minas de extracción, usando la mano de obra tecnificada y capacitándola para que se adapte a las nuevas apuestas económicas de la región.
Entre las propuestas que presentaron en la mesa de trabajo, me llamó poderosamente la atención la idea de cultivar todas las tierras que dejarán las empresas mineras con el cultivo autosostenible del fique, planta que puede crecer desde los 100 hasta los 2000 metros sobre el nivel del mar, que además tiene la capacidad de regenerar el suelo, que ha sido explotado a lo largo de las décadas y puede producir frutos al menos durante 35 años; garantizando una estabilidad en el tiempo, a todos los agricultores que le apuesten a esta planta.
También es importante exponer que, con este cultivo, podrán explorarse otros campos de la industria regional como es la elaboración de prendas de vestir, accesorios, calzado, sacos para empacar alimentos y un sin número de productos que podrán ser creados con la materia prima del fique.
Es indudable que el Gobierno Nacional, deberá brindar las herramientas necesarias para la transformación minero-agrícola que necesita nuestro departamento, propendiendo por el bienestar social de todas las comunidades que se benefician directa e indirectamente de todas estas multinacionales que, en el ocaso del Gobierno Petro, cerrarán por siempre sus minas de producción
Las personas fueron escuchadas y cada una de las mesas de trabajo que se desarrollaron, presentaron sus propuestas para ser llevadas a oídos del presidente de la República, quien tendrá la tarea de alcanzar la equidad social, el desarrollo económico de la región y convertir al Cesar en la dispensa agroalimentaria de Colombia y ¿por qué no soñar? Del mundo también.