Las contiendas políticas en Colombia, no son de ahora, por ello sus prácticas no asombran a los colombianos, ya estamos acostumbrados, de sus injusticias o inequidades por parte de sus actores.
Esto viene sucediendo desde décadas atrás, podríamos decir sin lugar a equivocarnos, desde que se empezó a decir que seríamos un territorio supuestamente libre del yugo español y de otros europeos. Quienes pisaron este continente, son siempre los mismos gamonales, familias de generación en generación, aspirando a ocupar los altos cargos públicos y políticos de la nación, para engrosar sus cuentas bancarias.
Los que vivieron esa época, o han leído algo al respecto, sabrán que los insultos, a los rojos liberales para ese entonces, se conocían como: (Comunistas, ateos, masones, mata curas, chusmeros y Cachiporros).
A los conservadores, por su parte se les llamaban despectivamente godos, eran (católicos, los primeros paramilitares o pájaros) grupos armados quienes recibían buenos sueldos, por sus jefes políticos.
Como se podrá notar, nada cambia hasta el día de hoy, supuestamente acérrimos rivales, es decir enemigos públicamente, quien sabe si internamente lo fueron, o solo eran apariencias, mientras morían los de abajo, ellos se repartían los grandes cargos que peleaban, como ocurre actualmente.
En sus enfrentamientos hubo masacres, torturas, hostigamientos, desplazados, refugiados y desapariciones, especialmente en la zona Andina y los llanos orientales, colombiano, en el gobierno de Laureano Gómez y luego por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, Lo que agravó la situación, esta guerra duró 16 años, dejando cerca de 200 mil muertos mal contados, por aquellos cadáveres que nunca aparecieron,
En el concierto político actual, no es muy diferente, dos bandos peleándose el poder, con muertes, desapariciones, injusticias, desigualdad social y exclusión. Un grupo llamando al otro comunista y terrorista. Por su parte, estos les dicen a sus adversarios paramilitares y asesinos, en fin, solo cambian los años y los nombres, pero el resultado es el mismo.
Ya hemos dicho en anteriores trabajos que el problema central de Colombia, no es de nombres, ni de partidos políticos, es de forma y de fondo, cambiar o modificar las leyes oprobiosas, antidemocráticas y desventajosas, para que se acabe la desigualdad social y la exclusión hacia los más pobres y necesitados.
Que a los culpables y corruptos se les castigue realmente, con todo el peso de la justicia, no de leyes preconcebidas, por los mismos infractores o violadores de estás, debemos entender que la justicia, debe estar por encima de la ley, sin importar su posición económica, apellido o militancia política.
Hagamos un pequeño resumen de personajes, que están y que estuvieron en la política por años, indistintamente de su partido o tendencia política.Antonio Navarro Wolff, ex combatiente del M-19 luchó por sus ideales muchos años, estuvo al borde de la muerte, en enfrentamientos con el Ejercito Nacional, por lo cual perdió una pierna y parte de su lengua.
El grupo armado entregó las armas, Navarro Wolff, se lanzó a la política ha sido alcalde, gobernador del departamento de Nariño y senador de la República, alguien podría recordar una obra o proyecto hecho por este señor, para su pueblo o para los colombianos, donde están sus ideales revolucionarios.?
Juan Carlos Galán, hijo del inmolado Luis Carlos Galán Sarmiento, en plena época del narcotráfico, aprovechó el dolor y la emoción, del pueblo colombiano, para hacer política, fue concejal de Bogotá y después muchas veces senador, actualmente lo es.
Se le olvidó la lucha que libraba su padre en contra de la corrupción política y está al lado de los asesinos de su mentor, sin hacer nada por su pueblo y aplicar justicia, por el crimen de su progenitor.
Alguien conoce una obra suya o proyecto, por los más pobres de Colombia.?
Lo mismo hizo César Gaviria Trujillo, recogió el dolor, los votos y las banderas de Galán para ser presidente, tristemente su gobierno fue uno de los más mediocres, sin olvidar que luego lo nombraron secretario general de la OEA, en donde tampoco se le recuerda una buena gestión para su pueblo o para Latinoamérica.
Esto, es una clara muestra de que los nombres y los partidos políticos, nada tienen que ver al momento de gobernar, el problema está en el congreso y en otras entidades, como lo son:
Los de izquierda, liberales, conservadores, del centro, de derecha y de otras tendencias políticas en Colombia, pero el resultado es igual o cada día peor, para el pueblo, son solo nombres si no se hace una verdadera reforma y cambio total de las leyes.
El presidente de turno, nada puede hacer ante el Congreso, si no tiene la mayoría para modificar una ley o proyecto, que mejore o solucione los problemas y las grandes necesidades de los colombianos.
Es un círculo vicioso que viene desde muchísimos años atrás, como lo reseñamos anteriormente, debe existir un verdadero cambio, no de nombres, si no de conciencia y honradez y de todos los que lleguen a esos altos cargos, para aplicar justicia de verdad y se acabe la desigualdad en este país y por ende las injusticias.
En conclusión, el cáncer es el congreso y el presidente de la República un títere de este. Cuando un congresista o político, gane dos o tres salarios mínimos, en esos altos cargos estoy completamente seguro, de que muchos pudientes y supuestos líderes de sus partidos, dejarán de aspirar a esos onerosos puestos y buscarán otra manera de enriquecerse, si las leyes no se modifican.
Los que ostentan el poder en Colombia, congresistas, alcaldes, gobernadores y otros, culpan a la izquierda, a la guerrilla de ser los responsables de todos los problemas que padece el país. Vamos a recordarles a los ilustres políticos, que la guerrilla, no se roba el dinero de la educación, no deja a los niños sin alimentación, no aumenta la edad de jubilación, no privatiza empresas y se las entrega a compañías extranjeras, no vuelve la salud un negocio, con las EPS y otras entidades, creadas por el gobierno.
A ellos les conviene que nunca exista paz, ya que esta es un sofisma de distracción, así seguirán culpando a la subversión de todo y continuar en el poder robando.
Para concluir podríamos recordar, a nuestros antepasados y abuelos, cuando decían.
¿Qué culpa tiene la estaca, si el sapo brinca y se ensarta?
Esta, es una máxima de los corruptos y ladrones de cuello blanco. A mí no me dé limosnas, a mí, póngame donde hay, que el resto lo resuelvo yo.
O como dice el popular cantante de música vallenata, Poncho Zuleta, El Pulmón de Oro, cuando afirma, yo conozco al flojo, aunque lo vea sudao’.
Los políticos podrán decir que son honrados y honorables, pero sus hechos los delatan.
Esperamos que el cambio político no sea de nombres, si no de leyes y de justicia real y verdadera para todos, sin importar la posición económica, política o social.