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domingo, diciembre 22, 2024

Qué vida la del campesino, pensando en un mañana que nunca llegará

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Por: Yordy A. Prado Casadiegos

“Don Manuel partió del campo a la ciudad a trabajar, sin saber que allá los sueños nunca alcanzan pa` almorzar, que problema de la vida, después de tener ganado, yo lo vi limpiando un carro afueras de un supermercado, sus tesoros son sus sueños y sus callos sus ahorros.”

Estos son fragmentos de la canción DON MANUEL, compuesta por el cantautor colombiano Wilfran castillo, en los que retrata la vida del desplazado al llegar a la ciudad, perdido, buscando un futuro y un hogar luego de perderlo todo por culpa de la violencia.

Así, con esas frases podríamos definir la situación que viven los labriegos de Colombia y en especial el Catatumbo; Para nadie es un secreto que esta región se ha visto limitada, olvidada y estigmatizada por todos y cada uno de los mandatarios del país; uno de los factores que ha hecho posible este flagelo ha sido la presencia de grupos armados que se han adueñado de los pueblos y rincones del Catatumbo convirtiéndolos en campos de muerte y cultivos de sangre, grupos que han hecho daño en gran mayoría a sus habitantes, y que hoy en día revelan cifras alarmantes de esta convulsionada región, más de 45mil desplazados y una taza de homicidios que va en aumento desde el año 2015, según lo afirma un informe de la organización Human Right Watch.

Ocaña por ser la puerta del Catatumbo se vio obligada a convertirse en el “sueño americano” de los desplazados por la violencia en la zona, en los que familias enteras de campesinos cansados de los abusos por parte de miembros del ELN, disidencias de las FARC y grupos sucesores del paramilitarismo se vieron obligados a dejar sus tierras, sus hogares y sus vidas.

Hoy en día desde Ocaña se intenta dar alivio a los padecimientos de las víctimas del conflicto en albergues temporales, muchos de ellos optan por trabajar en la informalidad, ganándose un par de monedas al día, y otros en un acto de desespero se arriesgan a volver a sus campos anhelando recuperar lo perdido.

El clamor de muchos de estos campesinos es el sentir de aquellos que han perdido todo, ellos piden recuperar sus tierras, tener vías de acceso para sacar sus cosechas, un hospital digno, una educación adecuada que brinde una luz de escape para sus hijos, más ayudas del estado y menos soldados cuidando intereses de algunos, para muchos lo que pide el campesino es un sueño difícil de cumplir, un sueño que creyeron se iba hacer realidad en el 2016 con los Acuerdos de Paz, pero es la hora, y cada día el campo es más pobre y más abandonado; El campesino no apoya a la izquierda, ni a la derecha, ellos apoyan una vida digna y vivir en paz, una vida donde un tinto sea el primer paso para llegar a la paz.

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