La premisa que existe en Colombia ‘que ser corrupto paga’ se refleja de forma taxativa en la Universidad Popular del Cesar, ubicada en la ciudad de Valledupar, a la rectoría llegó Robert Trinidad Romero Ramírez, quien aunque no tiene líos pendientes con la justicia, su trasegar en el mundo político y su pasado por la Lotería la Vallenata, lo dejó marcado para siempre y no precisamente por su buena gestión, sus movimientos ante el ministerio de Educación para sacar el proceso académico del alma mater, se ha hecho notar, al tiempo que complace con burocracia a las diferentes casas políticas que lo llevaron al trono de la universidad.
Esas habilidades no se le pueden desconocer, como tampoco, su astucia para rodearse de personalidades de su misma estirpe. En la edición N°31 del cinco de diciembre, El Periódico, hizo referencia a toda la cúpula con la que estaría manejando los destinos de la Upc, el rector Rober Romero, allí se hizo referencia al señor Orlando Gregorio Seoanes Lerma, quien hasta hace pocos días era empleado de planta grado 17 de la universidad, pero que con la llegada del rector fue encargado en la Vicerrectoría Administrativa, no obstante, hace pocos días se conoció que el señor Seoanes Lerma, renunció a ser empleado de planta donde llevaba más de 20 años, para convertirse en un empleado de libre nombramiento y remoción y asumir en propiedad la vicerrectoría académica de la Upc.
Orlando Gregorio Seoanes, fue señalado de hacer parte de una estructura criminal que desfalcó las arcas del Sena en el departamento del Cesar, lo cobijaron con medida de aseguramiento en casa por cárcel y le dieron permiso para laboral en la Upc, según el expediente de la fiscalía y lo que registraron los medios de comunicación en ese momento, Gregorio Seoanes, habría desviado recursos públicos de la entidad a cuentas de terceros. Pese a todos estos antecedentes de corrupción, Robert Romero le entregó el poder de la super-vicerrectoría administrativa, además de esto, el cuatro de agosto de 2022 el rector firmó la resolución 1375 por medio del cual le dio amplias facultades al vicerrector académico para contratar sin límites, suscribir convenios, actos administrativos, en fin todo lo que haya que suscribir la universidad lo debe firmar Orlando Gregorio Seoanes, debido a que el rector, tiene una amplia agenda por fuera de la ciudad.
Bajo la responsabilidad de Seoanes Lerma, reposa toda la contratación de la universidad, el presupuesto, las inversiones, el manejo de las diferentes decanaturas, los nombramientos, los contratos de cafetería, aseo, vigilancia, contratación de personal en fin, en manos de la vicerrectoría administrativa quedó el funcionamiento de la Universidad, al punto que la oficina jurídica de la Upc quedó relegada, debido a que quien está en esa dependencia es Mary Flor Teherán, quien no es de los afectos del rector.
El Periódico conoció las dos hipótesis que rodean la misteriosa renuncia de Gregorio Seoanes, de su cargo como empleado de planta de más de 20 años, donde se desempeñaba como coordinador por ser grado 17 para pasar a ser un empleado de libre nombramiento y remoción, la primera tiene que ver con todo el poder que le dio el rector Robert Romero, quien además se siente seguro de estar cuatro años en el cargo porque hasta el momento no tiene demandas de nulidad de su elección, y la segunda estaría relacionada con que la universidad antes de que se cumplan los cuatro años, él por ser el vicerrector con superpoderes promueva la apertura de cuatro plazas para empleados grado 17, es decir, el mismo rector lo volvería a nombrar para que ocupe el cargo en el que estaba antes de convertirse en el hombre de confianza de Robert Trinidad Romero Ramírez.