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domingo, diciembre 22, 2024

¿Y seguirán los mismos con las mismas?

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Por: Luís Alonso Colmenares Rodríguez

Durante las últimas dos décadas, La Guajira, esa tierra bendecida por la naturaleza, pero olvidada por el progreso, ha sido testigo de un desolador panorama. A pesar de su riqueza cultural y potencial económico, el departamento ha padecido la falta de un liderazgo visionario y comprometido que trabaje por el desarrollo sostenible y equitativo. En lugar de gobernantes dedicados al bienestar colectivo, hemos sido testigos de una vergonzosa saga de oportunismo, corrupción y egoísmo que ha sumido a la región en un oscuro túnel de incertidumbre y desigualdad.

Resulta desgarrador ver a nuestros líderes llegando al poder con el único objetivo de satisfacer sus ambiciones personales, olvidando por completo las necesidades y aspiraciones de la gente. En lugar de ser forjadores de un futuro próspero, han sido saqueadores sin escrúpulos que se han enriquecido a costa del sufrimiento de quienes confiaron en ellos. La Guajira recibió $4 billones por concepto de regalías entre los años 2012- 2023… ¡Dónde están!

Eso denota que La Guajira no ha sido una prioridad, sino un botín para codiciosos depredadores.

Es evidente que la falta de una visión colectiva ha conducido al estancamiento de la región. La ausencia de una planificación estratégica que aborde los problemas fundamentales ha contribuido al círculo vicioso de la pobreza y la marginalización.

La Guajira, con sus recursos naturales y culturales, podría ser un faro de prosperidad para todo el país, pero en cambio, se ha convertido en un espejo de desesperanza.

Las decisiones tomadas con criterio personalista han condenado a las comunidades locales a vivir con las consecuencias de una riqueza saqueada y mal administrada.

La falta de inversión en educación ha limitado las oportunidades para los jóvenes, negándoles la posibilidad de un futuro mejor. Carreteras intransitables y servicios públicos precarios han aislado aún más a las comunidades y obstaculizado cualquier intento de progreso.

Lo mismo que los recursos para la salud, el uso de los recursos que han sido transferidos a través del sistema general de participaciones y del sistema general de regalías para las comunidades indígenas se tiene que revisar por los órganos de control y judiciales, porque es claro que no han llegado al destino legal.

El panorama social no es menos desolador. La pobreza extrema y la desigualdad desgarran el tejido social, dejando cicatrices en el alma de nuestra gente. Los indicadores de salud y bienestar muestran cifras alarmantes, y la falta de acceso a servicios básicos esenciales solo perpetúa la desigualdad y el sufrimiento.

No podemos negar que La Guajira enfrenta desafíos significativos, pero también es cierto que estos problemas no son insuperables. Para romper con el ciclo de infortunio y desidia, es imperativo que nuestros líderes dejen a un lado el interés propio y se comprometan genuinamente con el bienestar de todos. Es hora de que la ciudadanía exija rendición de cuentas y transparencia en el manejo de los recursos públicos.

Una visión compartida de desarrollo sostenible debe ser el faro que guíe nuestras acciones.

La promoción de la educación, el respeto por el medio ambiente y el impulso de una economía diversificada, basada en el aprovechamiento sostenible de nuestros recursos naturales, son pilares fundamentales para construir un futuro próspero y equitativo.

Es esencial que se promueva la participación ciudadana y la inclusión de todas las voces en la toma de decisiones. La Guajira es una tierra de múltiples culturas y tradiciones, y el reconocimiento y respeto a la diversidad son fundamentales para tejer una sociedad cohesionada y resiliente.

El tiempo de lamentos y denuncias ha pasado. Es hora de actuar con determinación y con responsabilidad. Si queremos romper con el pasado de abandono y corrupción, debemos alzar la voz y unirnos en una causa común: el bienestar de La Guajira y su gente.

El próximo 29 de octubre es una oportunidad para reflexionar y escoger a los mejores candidatos, a los más idóneos, para que integren las corporaciones públicas, así como los mejores dirigentes que estarán al mando de las alcaldías y la gobernación, que no tengan vocación de enriquecimiento ilícito sino voluntad de servicio.

Y como dijo el filósofo de La Junta: Se las dejo ahí… @LColmenaresR

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