Por: Alfredo Quintero García
Hace unas semanas, el alcalde de Valledupar, Mello Castro González, publicaba las columnas de opinión “Soy responsable” y “Emdupar, tercerizada e inviable”, esto generó él sin sabor de los valduparenses, dado que la realidad del municipio y de Emdupar son consecuencia de la ineficiencia, ineficacia e inefectividad en el manejo administrativo de la empresa más grande del municipio ¡Valledupar le quedó grande!
La necesidad de buscar empatía y consolidar un camino de redención, se perdió con el transcurrir de su estancia en la alcaldía. En la ciudad no quedan defensores de su gestión administrativa, la cual ha estado plagada de imprecisiones y con proyectos de infraestructura totalmente impositivos, que poco o nada avanzan en el municipio. Señor alcalde, ¡claro que usted es responsable! De los peores indicadores de desempleo en el territorio nacional; que para el mes de noviembre del 2022 se ubicó en un 69.5%, ¡que olvido! Los 10 mil empleos que prometió en su discurso populista de campaña.
¡Claro que es responsable! De realizar unos juegos Bolivarianos con obras de infraestructuras deportivas inconclusas, que al día de hoy poco o nada han avanzado, ya que la pista de BMX presenta un estado lamentable… tiene apariencia de un elefante blanco.
¡Claro que es responsable! De tener a Valledupar sin alumbrado público, las calles oscuras de la ciudad nos transportan a los platanales tenebrosos, en donde solo la luna ilumina el camino a casa.
¡Claro que es responsable! De la inseguridad que hoy nos azota, las historias narradas por las canciones de Pedro Navaja y Juanito Alimaña quedan pequeñas para describir el caos que vive la ciudad. La carencia de un liderazgo articulador entre las sectoriales y la fuerza pública son evidentes. Ahora bien, Emdupar ha sido la espada cercenadora de su alcaldía, pero fue resultado de sus nombramientos imprecisos y apresurados que hoy pasan cuenta de cobro.
Señor alcalde, la redención ya no es posible en un año electoral como este, lamento informarle que se irá por la puerta de atrás. Escribir columnas persuasivas para tratar de llegar al corazón de los ciudadanos es un imposible. Su falta de acción quitó la venda de los ojos, ya no somos manipulables. A veces analizo sus improvisaciones (lo que ha sido toda su administración) y deja como evidencia que el sueño de llegar a la alcaldía de Valledupar, surgió en una madrugada de parranda con buen whisky.
Señor alcalde, le comparto una frase que es para la vida: “La redención no se consigue con palabras, sino con acciones” (AQG).
