Existen algunos mitos que circulan sobre América Latina y los países del caribe ante un sistema de mirada internacional, se ha expresado que la región es pequeña en comparación con la gran masa geofísica europea, que la región cuenta con una exigua participación de aporte a la economía mundial, también que presenta un alto índice de revoluciones y contrarrevoluciones convirtiéndose esta en un foco de violencia e inseguridad para el resto de la orbe, pero además, que es un espacio propicio para golpes de estados cuya sociedad está atravesada por un sinnúmero de organizaciones aparentemente delincuenciales y muchas otras circunstancias que son revisables por demás, por el posible detrimento de la estabilidad regional.
Por muchas consideraciones, las enumeradas reticencias deben contar con la oportunidad de posturas de la misma magnitud del despliegue informativo deteriorante, no tanto, para lograr que sean desestimuladas en credibilidad algunas afirmaciones, sino más bien, para que se observe la realidad de los países de la región que desde otrora y más recientemente se dan algunas posturas políticamente influenciadas por diferentes potencias del viejo continente.
Lo prudente y valedero es no universalizar las estigmatizaciones existentes, ya que es una realidad comprobable el que no somos totalmente una gran región predestinada a la violencia.
Bien cierto es, que esos rótulos han eclipsado sustantivamente la forma de conocer a profundidad las economías, costumbres y el comportamiento de esta región centro, suramericana y del caribe, tanto por parte de los residentes de los países que no han tenido la oportunidad de llegar a estos lares, como también de las organizaciones enclaustradas en otras latitudes. Es que independientemente de los afectos que vivimos, considero a este segmento del globo azul, un terreno totalmente fértil para el desenvolvimiento sociopolítico pacífico y resiliente de las problemáticas de política, convivencia y de economía internacional.
Se debe precisar, que después de la Segunda Guerra Mundial no han existido confrontaciones bélicas importantes entre los países de América Latina, que la población estimada para el año 2050 está estimada en más de 800 millones de personas y respecto a riquezas y patrimonio, el bloque ha jugado un papel preponderante en la economía mundial en sus tres fases primordiales: producción, distribución, y consumo.
La región geopolítica de América Latina y del Caribe, comprende 46 países, territorios dependientes y departamentos de ultramar, de los cuales 21 hablan español o portugués, es de consideración recordar que los predios de esta inmensa región comprenden desde México hasta Cabo de Hornos, y puede subdividirse en cuatro regiones en función de su ubicación geográfica: América del Sur, América Central, los países insulares del Caribe y México. Cuenta la región con un sistema de gobierno predominante democrático. Sin embargo, han existido dictaduras y totalitarismos en Chile, Cuba, Panamá, Nicaragua, últimamente en Venezuela y en otros territorios, pero quizás las más feroces y letales se han anidado en Europa, Asia, África y otras latitudes aledañas, en ese sentido, es recurrente recuperar una visión más objetiva de lo que es en realidad nuestra gran región.
Es obvio, que, desde una mirada isométrica, es decir, desde una percepción externa, no podríamos visualizar un territorio tranquilo, por ello y a falta de juicios realmente objetivos, no sería razonable pretermitir algunas generalidades para el total de los países integrados. Es menester recordar que la población mayoritaria antes de la cruenta invasión eran los pueblos indígenas originarios, que fueron asaltados, colonizados, diezmados y coercitivamente amestizados por bandas de ejércitos crudos de Reyes, Virreyes Españoles y Europeos, este ápice de la realidad americana y del caribe también nos da luces para comprender nuestra economía, literatura, política, cultura y folklore.
Es que además de la ancestral aculturación a que fue sometida la región, existen tres o cuatro civilizaciones que están presentes en los pueblos y grupos aborígenes, esos tres siglos de cruda colonización europea, facilitaron la construcción de las repúblicas que en la actualidad han procurado el proceso de comprensión del fenómeno de la globalización, que en determinados territorios han sembrado muchas zonas de progreso, aunque se evidencien innegables rezagos en la economía y el desarrollo sostenible en otros lares. Es que los eventos de desvinculación al yugo español crearon a través de la globalización de la economía, de la información, los fenómenos de segregación, de fragmentación y separatismo y el surgimiento incluso de diferenciales fuerzas que insisten por posicionarse actualmente en muchas naciones, no obstante, su rotundo fracaso otoñal en donde han tenido asidero.
Si hablamos de conexión de fuerzas con el sistema internacional, Europa fue primero, luego los acuerdos con Estados Unidos, y los más contemporáneos y recientes son los realizados entre países de esta misma región y algunas arremetidas de dependencia económica de Rusia y China. Definitivamente todos los países de América Latina tuvieron una vinculación inocultable con el resto de Europa, y todo esto a través de procesos de ocurrencia sucesiva, de procesos rápidos de emancipación que han influenciado históricamente el determinante de nuestro lenguaje, léxico, factores genéticos, enfoques culturales, religiosos, gastronómicos, comportamentales, y económicos, por tanto, lo mucho que se llevaron y lo poco que nos trajeron en otrora, de alguna manera evidencia lo que somos hoy en día.
América desde una mirada ecológica cuenta con reservas naturales aun inmensas, con significativas reservas de agua y grandes ríos de importancia para el mundo, engloba una diversidad de modelos de desarrollo, predominando el de bienestar social que se instaló en la región después de la Segunda Guerra Mundial, dando nacimiento al concepto de Estado, el cual juega un papel preponderante. Para los años 80 emerge el modelo económico cepalino y al agotarse este, se posiciona un mercado orientado por el modelo neoliberal, cuyo direccionamiento es fortalecer el bienestar económico a la población instalando prácticas de libre mercado y el aseguramiento de la democracia.
Los movimientos que han surgido para instalar un nuevo modelo en la región, ven como grave, lo que se visibiliza como época de mayor democratización, de mayor práctica de mercado, por tanto, están creando un descontento social por sectores sustentado en la creación en el grueso de la población más joven, cierto malestar social y político. Actualmente se revisa el itinerario de las reformas, porque muchos de los procesos de desregularización, de privatización, de aperturas sin límites a la inversión extranjera, al comercio exterior empiezan a mostrar ciertas debilidades y es un proceso en el cual aparentemente se encuentran muchos territorios en la actualidad, este modelo es puesto en el ojo de huracán, por los observadores y analistas conservadores, liberales, de izquierda mirando con lupa las luces y las sombras de su proceso como desarrollo social y económico de una América Latina y del Caribe, globalizada. .
Es así, que develando los posibles mitos, podemos aseverar, que no somos tan pequeños como se nos ha dibujado ancestralmente, que no somos los más pobres económicamente y rezagados porque se evidencia una economía con variables de alta solidez, tampoco somo los más violentos, los hechos en el mundo dan cuenta de ello, pero si es cierto que hemos tenido momentos de Boom literario y Boom económico, que cuando la materia prima escasea y cuenta con precios altos, ello significa abundancia, bonanza para los países que dependen de esos primarios insumos, que son buscados por el mercado mundial, precisamente en los países de América Latina y el Caribe.
