Hoy muchos se rasgan las vestiduras y señalan, es que Arturo se doblegó al Clan, es que Esquivel se arrodilló, es que Julio Casadiegos se vendió, la pregunta es, ¿Cuándo ellos se enfrentaron al Clan quién los respaldó? Arturo aspiró tres veces a la Gobernación y lo ahogaron, Esquivel alzó su voz en la asamblea, salió derrotado y en la quiebra, Julio también salió derrotado y con problemas. Hoy los tres están al servicio del clan y son unos hombres prósperos, es decir, en el Cesar hacer parte del Clan si paga. O no se han dado cuenta que quienes se enfrentan al poder de la casa departamental son bloqueados por todos lados, por eso en el Cesar no prospera la oposición, esperemos que hoy los dos diputados del Cesar que alzan la voz en contra del clan no terminen haciendo parte de sus tentáculos.
La desgracia en la que está sometida la población cesarense, es consentida, la doble moral de la clase politiquera les permite señalar a los que han intentado hacer algo diferente por este departamento, y a la vez mientras señalan, se sientan a manteles con el Clan que domina sus mentes, sus pensamientos y sus actuaciones, al punto de que después de doblegarlos su filosofía cambia, y lo que antes eran trinos de cuestionamientos sobre las malas actuaciones de la casa departamental, se convierten en trinos de mensajes bíblicos que es lo que les inculca la principal cerebro de los todos poderosos en el Cesar.
Los liberales en el Cesar, quizás fueron la fuerza política más opuesta al clan Gnecco. En esa lista liberal aparece, Eduardo Esquivel López, quien estuvo dos periodos como diputado haciendo control político, sin embargo, el respaldo del pueblo no fue suficiente para seguir en esa tónica, pues los procesos que emprenden los opositores ante los entes de control no prosperan y los convierten en negocios.
Después de varios años desaparecido del radar y casi en la quiebra, fue buscando los afectos de la casa departamental hasta conseguirlos. Entró como contratista, se ganó la confianza de Cielo Gnecco, al punto de ser nombrado en Chiriguaná como alcalde encargado, de donde salió con los bolsillos llenos. Hoy, es un acérrimo defensor del Clan Gnecco y ya suena como posible candidato a la gobernación del Cesar, como ficha de los que hoy tienen el poder.
Arturo Calderón Rivadeneira, fue tres veces candidato a la gobernación del Cesar, su discurso siempre fue anti Gnecco, tenía iniciativas de cambio y progreso para la región, pero el pueblo cesarense pese a estar sumido en la pobreza, enlodado de corrupción, le dio la espalda al liberal y prefiero seguir arrodillado al Clan Gnecco. Esto hizo que Arturo Calderón, después de desaparecer un tiempo de la política, llegara arrodillado, y es que no le quedaba otra alternativa, las finanzas flaquean y los que tienen el poder, así como abren puertas, también las cierran. Arturo llegó como asesor, luego estuvo inmerso en temas contractuales con la casa departamental y hoy llega a la Secretaría de Gobierno del municipio, manejada por uno de los tentáculos del Clan, José Alfredo Gnecco que es el amo y señor en la Alcaldía de Valledupar y quien busca reelegirse al senado de la república por el partido de la U.
Julio Cesar Casadiegos después de ser amenazado, exiliado y tener miles de diferencias con la casa Monsalvo Gnecco, actualmente hace parte de su comitiva. Casadiegos, fue uno de los diputados más activos que tenía la Asamblea del Cesar, sin embargo, después de tanto pelear contra el sistema se dio cuenta que ganaba más adentro, por eso ahora es fiel servidor del Clan Gnecco que domina al Cesar.
Así como estos, hay muchos, por ejemplo; congresistas que pelean en público con la casa departamental, pero en privado siguen sus acuerdos como el caso ‘Ape’ Cuello, o Chichí Quintero, pese a que estos dos congresistas han tenido una serie de rivalidades con la casa de gobierno hoy están juntos, la casa Gnecco está apoyando a ‘Ape’ y Carlos Felipe Quintero para que lleguen al congreso. Y a la larga lista se suman periodistas, medios de comunicación, y diputados, que después de denigrar del gobierno se han unido para conformar un solo bloque para asegurar que el clan perdure en el poder, sin importarles el bienestar del departamento del Cesar.
Pobre Valledupar, pobre Cesar; con hijos así, para qué enemigos.