Dos años después de que la ciudadanía haya elegido como alcalde de Valledupar, al Mello Castro González, llegaron los cuestionamientos por su pobre gestión como mandatario de la capital del Cesar, y es que quién podría pensar que el joven promesa de la política iba a realizar un buen mandato, si sus antecedentes en el campo no lo ayudaban de a mucho, sin embargo, la corta memoria de los habitantes de esta tierra provinciana le facilitó el trabajo para llegar al primer cargo de esta población, debido a que a la gente se le olvidó, que durante su estadía como concejal de Valledupar, decir que no hizo nada es mucho, y cuando llegó a la Asamblea del departamento, su voz solo se escuchó en ese recinto para decir presente y aprobado, con este pasado atroz en estas dos corporaciones donde se inicia la carrera política, ¡quien esperaba que el Mello Castro hiciera un buen gobierno como alcalde!, era un iluso en MAYÚSCULA.
Empecemos por el principio, mientras fue concejal de Valledupar, el nombre de José Santos Castro que era como se llamaba antes de aspirar a la alcaldía y cambiarse el nombre cual cantante de reguetón por el de Mello Castro, puso a su nombre a sonar a nivel nacional, por la agresión física que este le propinó a su entonces pareja, Diana Molina Carvajal. Con este escándalo fue que se dio a conocer el hoy mandatario de los vallenatos, y no precisamente por su gestión en ese entonces como presidente de la corporación. Pero como buenos vallenatos, esta historia hace parte del pasado y hoy nadie se acuerda.
Su paso por la Asamblea del Cesar no pudo ser menos nefasto, no se conoció ninguna iniciativa u ordenanza presentada por José Santos Castro, cuando fue diputado, solo se dedicó a aprobar todas las ordenanzas que bajaran de la gobernación, entre ellos, los empréstitos millonarios que le aprobaron al gobernador de turno en ese entonces. Mientras, por otro lado, les faltaba el respeto a sus electores, armando la maquinaria para dejar el puesto como diputado tirado y aspirar a la alcaldía de Valledupar tal como sucedió.
Para lograr su cometido el hoy Mello Castro, se vendió ante la comunidad vallenata como la alternativa diferente, el fin de la continuidad, la cara joven que llegaría a parar la corrupción en la que tenían sumergida a la capital del Cesar, el mesías, el hombre de los 10 mil empleos, el que tiraría las llaves de las camabajas al río y frenaría las inmovilizaciones de las motos, el anti privatización, el que no haría parte de ningún carrusel de contratación, el que no se robaría los recursos del pueblo, el hombre que llevaría la inversión a los sectores más pobres, el que les daría casas a los más necesitados con un programa de viviendas ambiciosos, y quizás el más importante, el que combatiría la inseguridad con estrategias y no con pie de fuerza. En fin, una cantidad de promesas que a los que se posesionó, el ego, la prepotencia y la ambición de plata lo hicieron olvidar de todas esas promesas que hicieron que los vallenatos le dieran su voto de confianza.
Claro cabe aclarar, que la corrupción con la que gobernó su antecesor Augusto Daniel Ramírez Uhía, le hicieron el trabajo más fácil al Mello.
Desglosemos uno por uno, sus falsas promesas, los 10 mil empleos, según el DANE Valledupar en agosto de este año alcanzaba la tasa de desempleo más alta en los últimos 20 años, el porcentaje de desempleados en Valledupar es del 19.1%. A, pero de esto no se puede hablar porque esto es impopular y eso no puede salir en los medios.
Las llaves de las camabajas; según sus promesas el hoy alcalde Mello Castro, aseguró que no iba a perseguir las motos sino, los delincuentes, pero como atrapar delincuentes no da plata, siguió la persecución de las motos donde come todo el mundo, claro hoy frenaron las arremetidas contra los motociclistas y desaparecieron las camabajas, es obvio, esa medida es impopular y se avecina una contienda electoral donde el alcalde Mello Castro, está apoyando a brazo partido, y descarado al delfín de la casa Quintero, es decir a Carlos Felipe Quintero, aspirante a la cámara por el Cesar, por el partido liberal. Y como la gente de Valledupar es corta de memoria, votan por el en marzo y activan nuevamente la arremetida contra las motos en abril.
Cuando fue concejal cuestionaba la privatización de Emdupar, hoy es su principal objetivo, tiene todo listo para la puesta en marcha del socio estratégico de Emdupar, donde él al parecer tendría su parte, pero no solo privatizará a Emdupar, sino, que la privatización del Tránsito con las empresas barranquilleras y socio de los Char ya es un hecho. Sin embargo, en Valledupar todo es silencio rotundo.
De las casas para los pobres, ni un ladrillo han puesto, la villa olímpica es un negocio que le otorgaron a su socio de campaña Rubén Ava Carvajal, los apartamentos que allí construyen no son para los pobres que no tengan casas, sino para los que tengan como pagar y que ganen hasta tres salarios mínimos.
Los carruseles de contratación tan cuestionados en campaña por el Mello Castro él hoy es el rey, y usa estrategias para direccionar la contratación, destinó al Área Metropolitana de Valledupar, más de dos mil millones de pesos, para contratar la siembra de arboles con empresas amigas, a través de los contratos tipo sastre. Dentro de las empresas de amigos esta la del gobernador encargado Andrés Meza que hace parte del ramillete de empresas con la que conforman los consorcios, para contratar los millonarios recursos del municipio, como el que realizaron para la arborización de la ciudad.
Mientras el Mello Castro anda al pendiente de sus negocios particulares, la ciudad es un caos, sobre todo en materia de seguridad, los robos están a la orden del día, los ladrones de joyerías le pintaron la cara al mandatario, los hurtos en moto esta disparado y mientras todos esto pasa, el alcalde, anda parrandeando con sus amigos en casas campos y realizando negocios con los familiares de su señora esposa en Medellín.
